21 octubre 2010

8º aniversario de Entredós

Foto de Ela R que R.
 El miércoles 13 de octubre celebramos el 8º aniversario de Entredós.

Elena Piedrafita preparó una decoración preciosa, con una sorpresa de regalo para cada socia.

Foto de Encina Villanueva Lorenzana

Foto de Encina Villanueva Lorenzana

 Algunas socias de Entredós y las anfitrionas leyeron las palabras propias
o de otras mujeres, palabras de cariño, de homenaje, de agradecimiento
 a este espacio, recuerdos y presente. Por ejemplo una amiga de Entredós
 que ahora vive en San Sebastian escribió una carta a la mesa de compartir,
que nos leyó Ana Domínguez Loschi, una de las matronas:


"Quiero darte las gracias por estar ahí, en tu sitio, donde debes, sin molestar, pero ocupando tu lugar.
Te diré que muchas veces vine con pocas fuerzas y me marché reconfortada y que en otras me di cuenta de que por lo menos a tu lado estaba acompañada.

Casi siempre hubo una mujer que pasaba por allí y se acercó a tu presencia y se quedó embelesada como otras muchas que conozco.

Y así, sin decir nunca nada, has presenciado comentarios políticos de alto nivel, confesiones de mujeres muy duras de oír, charlas neurasténicas y locuras miles.

Pero tú eres la sabia que a todas acoges y nos cubres con tus faldas inexistentes.
Tú, porque formas un conjunto de personalidades variopintamente alucinantes.
En la que apetece sentarse un rato para aprender un poco de la vida.

Con todo mi cariño te deseo larga vida a ti:

A la mesa de Entredós.

Ana"

Foto de Ela Rabasco

Se leyó un texto de Simone Seijina Paseiro:

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor del fuego
Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.
Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.
Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.
Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.
Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de “veníte el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.
El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.
Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos.  Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.
Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.
Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.
Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.
Entonces…los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.
Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir. Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.
Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono.
Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.


Foto de Encina Villanueva Lorenzana
Hicimos un sorteo de premios, que ya es una tradición en las fiestas de aniversario.


Foto de Ela R que R.

Verónica Saba, una amiga de Entredós, nos regalo una pieza de guitarra de una compositora
 del siglo XIX, y Laura Alonso Cano, socia y consejera de Entredós, nos bailó con su arte flamenco.


Foto de Ela R que R


Foto de Ela R que R
Y al final pudimos compartir la comida que habíamos traído, charlar y pasar un buen rato.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el blog, me siento afortunada de que este espacio siga rulando y que sigamos creando de este modo.
    Graciela Hernández.

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  2. ¡Qué bien que tengáis blog! Lo seguiré y lo enlazaré en el mío. Un abrazo a todas.

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