03 noviembre 2010

Texto de Raquel Martín Sánchez para el 8º aniversario de Entredós

Raquel Martín Sánchez (foto de Encina Villanueva Lorenzana)

A muchas de las que estuvísteis en la fiesta del 8º aniversario de Entredós os gustaron las palabras de Raquel, la anterior anfitriona de Entredós, así que aquí os las dejo.



"Cuanto más tiempo pasa, más palpable aflora la certeza de que, sin Entredós, mi vida en Madrid, mi vida, no habría tenido mucho que ver con la que ahora es. A prácticamente todas mis amigas actuales las he conocido aquí, y a las que no, han acabado viniendo a este espacio, de mi mano o de la de otras, pues si una cosa no deja de sorprenderme de Entredós es la forma en la que aquí confluyen, de una manera u otra, mujeres con las que he entrado en contacto a miles de kilómetros de distancia o en ambientes y situaciones aparentemente con poco o nada que ver con esta fundación feminista. He pensado muchas veces a qué puede deberse lo anterior, a qué razones obedece que mujeres tan distintas y dispares puedan hacerse un hueco en un mismo lugar, y creo que la explicación se debe a que una de las grandes riquezas de Entredós es que hay muchas formas de vivirlo y disfrutarlo. Así, y junto a la parte más “política” (y lo pongo entre comillas) -plasmada en seminarios, talleres o charlas y en la misma concepción de este espacio como una apuesta por la libertad femenina y por la autonomía económica- conviven lo artístico (con exposiciones, conciertos, obras de teatro), lo literario (presentaciones de libros, espacios de lectura y escritura), lo lúdico y el cuidado del cuerpo, aunque esta separación entre los diferentes aspectos no sea en el día a día, ni mucho menos, tan clara. Ya nos enseñaron las feministas lesbianas de los 70 que lo “personal es político”, así que ¿por qué no van a serlo también lo artístico, lo literario, lo lúdico o el cuidado del cuerpo? Y además, como apunta el título de un libro recientemente publicado por la editorial horas y Horas de la Librería Mujeres de Madrid, ¿por qué vamos a querer la revolución si no podemos cantar y bailar?

A lo largo de los más de cinco años (de sus ocho de existencia) que conozco Entredós, mi propia relación con el espacio ha cambiado, como también he cambiado yo. Primero fue un refugio ante la enormidad y el desconocimiento de mi nueva ciudad; después, durante todo el tiempo que fui coordinadora, me dio de comer (y no sólo por los sabrosos alimentos preparados por María José y Kata, más tarde por Isi y ahora por Olvido y Choni), además de convertirse en un espacio de vida y trabajo sin escisión. Aquí he podido también desarrollar mi amor por la música, tanto organizando conciertos, una de las actividades con las que más he disfrutado, como perdiendo la “vergüenza musical” al atreverme a cantar “bajo el sol” y no sólo bajo el agua de la ducha, hasta el punto de que ahora empieza un nuevo reto para mí: ser una más de la treintena de coristas de Entredós.

Las clases de yoga; mi participación en La Historia Verdadera; la grabación, junto con Pilar Clúa y Belén Pizarro, del documental sobre Entredós, presentado precisamente en un día como hoy hace dos años, en el sexto aniversario de la Fundación; o mi asistencia a las reuniones de matronas y consejeras para conformar el calendario mensual de actividades y participar en el balance de la marcha diaria de este espacio, son sólo algunas muestras más de las múltiples formas en que las socias o amigas de Entredós pueden vivirlo y de cómo en una misma mujer pueden confluir varias de ellas.

Hay un poema de Cherrie Moraga titulado “Si” e incluido en su libro La última generación, que dice:

Si a la larga
lloramos juntas,
nos estrechamos,
secamos la boca de la otra
del beso allí colocado
para sellar el tacto
de los espíritus separados
por algo tan necesario
como el tiempo,
Habremos hecho bastante.

Yo no sé si todas las mujeres que aquí se acercan piensen que “Entredós hace bastante”, pero en este espacio yo he encontrado palabras, relaciones, conflictos, mujeres… que han hecho que mi relación con el mundo cambiara, pues cuando a veces, y a pesar de mi carácter esperanzado, el ánimo decae ante las noticias que vomitan los medios de comunicación o la constatación de que aún queda tanto por hacer, pensar en Entredós es ratificarme en que otro mundo es no sólo deseable, no sólo posible, sino que ya existe, al menos para mí y sé que también para otras. Y existe no como un oasis autista, aislado del mundo exterior, sino en plena conexión con él, aunque las formas nuevas de hacer política que aquí practicamos (una política en primera persona, que no representa a nadie, una política que a veces me gusta definir como “de hormiguita”) puedan ocultar en ocasiones lo que de extraordinario y original hay en Entredós. Como dice la palestina Sumaya Farhat-Naser en su libro En la tierra de los olivos. Una historia de mujeres por la paz, “(ésta) no se construye sólo con acuerdos que se firman ante las cámaras, en la Casa Blanca, o mediante mapas que, trazados por los militares, deciden sobre el fin de la guerra. La paz es también la red de relaciones, la maraña de hilos que ensambla amistades y malentendidos, y que a veces tiene muchos lazos y nudos. Esos hilos forman juntos un tejido que nos protege y da expresión a nuestro convencimiento de que podemos vivir juntos en paz”.

En Entredós, yo he encontrado ese tejido del que habla Sumaya, y que en mi caso constituye una genealogía de mujeres que me precede, que me acompaña, en la que me inscribo y que continuará después de mí, después de nosotras, si somos capaces de confiar y de dejar espacio a lo nuevo que cada mujer que llega al mundo trae consigo.  Por eso me siento en deuda con Entredós, y más que pensar, volviendo a Cherrie Moraga, si es esta fundación feminista la que “hace bastante por mí”, me pregunto si soy yo la que hago cada día lo que está en mis manos para que Entredós siga vivo, para que continué siendo independiente de partidos, sindicatos, bancos y subvenciones, para que tengamos un cuarto propio desde el que seguir inventando nuevas formas de estar en el mundo sin violencia y sin acomodarnos a lo que nos viene dado. Así que, feliz octavo aniversario a todas nosotras y a todas aquellas que no están hoy aquí pero que, de múltiples formas, hacen posible que Entredós exista".





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